Cuando los cafés dejan de hacer su efecto

. 27 de noviembre de 2008
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Nos pasamos todo el día de aquí para allá. De un lado a otro, pensando qué es lo siguiente que nos toca hacer para librarnos de ello y poder descansar. A veces, entre tarea y tarea, tenemos tiempo suficiente para tomar un café. Tomar, que no disfrutar. Pocos son los afortunados que pueden sentarse tranquilamente a beberse una taza con un capuccino en su interior mientras el sol acaricia sus caras en una enorme terraza. Lo sé, me pongo demasiado sensible. Es que a estas altas horas de la madrugada, los rápidos soplos de aire que cogemos en cafeterías que no recordaremos ni su nombre, han dejado de hacer sus efectos.

Ocurre, solo a veces, que me da por poner música relajante. Esta vez se ha colado en el reproductor Charles Aznavour - La bohème. De repente esa manera de hablar, ese acento, ese idioma me han hecho volar y disfrutar.

La Torre Eiffel está a mis pies, sus luces me deslumbran pero su grandiosidad es admirable. El barrio de Montmartre se encuentra como siempre, enamorando a todo aquel que se atreve a pisarlo. Lo siento. ¿Se me nota en exceso mi amor por París? Todavía no he dicho nada. Me gustan sus calles, sus edificios, sus gentes, su manera de hablar, su personalidad, su pasión, su seriedad, sus ríos, sus paisajes... hasta sus croissantes ¡coño! ¿Qué tendrá esta ciudad? No lo sé. Muchas veces me lo he preguntado pero nunca he sabido explicármelo. Una vez me bastó para enamorarme para siempre. Fue un flechazo a primera vista y es que París tiene vida propia. No es una ciudad, es un eterno sueño de majestuosidad, elegancia y perfección.

Je t'aime a la folie.

¿Un presidente?

. 26 de noviembre de 2008
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Las diferencias que tiene vivir en Madrid con respecto a Logroño, son descubiertas por mi limitado intelecto poco a poco. La última, el pasado lunes. Debido a mi lugar de residencia actual, todos los días paso por delante del palacio de La Moncloa para ir a clase. Iba distraído, pensando en mis cosas. De repente, cuatro motos de la Guardia Civil a toda velocidad. Coches y coches, en su mayoría lujosos y todos oscuros, bien ordenados y a velocidad elevada. Me fijo extrañado en la comitiva que circulaba por el carril contrario y aparece ya el vehículo más llamativo de todos con banderitas en su parte delantera. "Un presidente" - me digo a mí mismo, no quería llamar la atención entre el gentío que poblaba el autobús. Seguido de él, más coches del mismo estilo y cerrando el paso otras cuatro motos de la Benemérita. Al cabo de diez segundos, vuelta del tráfico a la normalidad.

¿Y a qué viene todo esto? No lo sé muy bien, será que a un "paletillo" le impresionan muchas cosas fácilmente. Este tipo de personajes raramente se ven a menos que sea por televisión. Me quedé boquiaberto, para qué negarlo.

Un saludo

¿Por fin?

. 24 de noviembre de 2008
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Después de intentar abrir mi enésimo blog me ocurrió algo muy curioso. Bloqueado por la posibilidad de que fuera spam. Tras esperar varios días a que lo revisaran, he decidido cerrarlo y abrirlo de nuevo. Mismo nombre. Misma descripción.

Espero que esta vez sea la definitiva y que con "Simnófero" me asiente en este mundillo. Todo han sido problemas de mails y de tiempo.

Un saludo a todos los que os atreváis a pasar por aquí.